Tantra

La filosofía tántrica nace hace millones de años en las montañas del Himalaya. La palabra Tantra deriva de Tantori que significa “tejido” o “entramado”. En sánscrito, lengua antigua de la India, también significa “extender” o “expandir”. El Tantra, en su origen, busca equilibrar las energías y aspectos a menudo contradictorios del individuo, para que este pueda crecer y expandirse. Sabemos de estas enseñanzas originarias de Oriente por los textos encontrados entre la India y el Pakistán datados entre los siglos V y IV a.C.

El Tantra nace como contracorriente a las ideas de los sacerdotes hindúes o brahamanes, quienes sostenían que para comprender el sentido puro de la vida, era necesario dejar de un lado el placer corporal y la práctica sexual. Los tantristas, grandes conocedores de la meditación yoga (de ahí la meditación Tantra-Nidra y el sistema de Tantra yoga), concebían el cuerpo como un “templo sagrado” el cual se debe cuidar y prestar atención, ya no solo en el aspecto físico, sino también a nivel emocional y espiritual.

Cuenta la fábula que la pareja de divinidades formada por Shakti y Shiva (principios femenino y masculino en armonía con el cosmos) crearon el Universo a través de su unión en una cópula y una danza entre sus cuerpos.

Así pues, el origen del mundo se entiende según la filosofía Hindú como un acto amoroso y erótico, que se podía repetir a menor escala en el seno íntimo de la pareja. A nivel superior, la unión entre Shiva y Shakti era una fusión inseparable de dos principios trascendentes. Las prácticas sexuales, entendida casi como práctica meditativa, permite alcanzar esta conjunción inseparable capaz de dar conciencia al sentido la existencia.

En la actualidad, el Tantra es el camino de la autorrealización personal. Es un proceso en el cual el hombre puede cortar con las contradicciones de su mente y todo lo que le esclaviza para lograr el equilibrio entre cuerpo y mente y alcanzar el placer puro. El Tantra no es una creencia o una fe, sino un modo de entender la vida. El tantriko practicante del Tantra fusiona la energía y el conocimiento a través de las técnicas meditativas.

Reconciliémonos con nuestro cuerpo y nuestra sexualidad. Desde hace siglos estamos sometidos a una moral que nos reprime la sexualidad como algo impuro. Incluso pensamos en nosotros mismos como algo dual: nuestra alma “pura” se contradice con nuestro cuerpo “impuro”. Una lucha mantenida de generación en generación que conlleva la represión del placer, los instintos, la comunicación sincera con uno mismo y con los demás. Una represión que deja a la mujer, creadora de vida, en segundo plano.

Frente a ello, existe otra tradición, mucho más antigua, que se ha mantenido viva en la India: el Tantra. Donde la unión de uno mismo, con la naturaleza, donde las pasiones son reconocidas y forman parte de del todo, del universo. El sexo es algo sagrado que nos lleva a la unidad con el universo, el éxtasis. Lo espiritual ya forma parte de nosotros. El sexo es el origen de la vida y el Tantra rinde culto a la mujer. Nos liberamos de límites conceptuales. El aprendizaje en el Tantra es vida. El placer es conocimiento y nuestro cuerpo es el camino.

 

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